10 de Noviembre
Aquella chica de cabellos pelirrojos estaba de pie justo en el centro de una de las pequeñas plazas en Berlín. Miraba de un lado a otro con nerviosismo, como si su pequeña falda estilo escocesa y su blusa de botones al frente la marcaran como una chiquilla cualquiera. En realidad lo era... tenía 15 años y hace unas horas había salido del colegio.
¡¿Qué hago aquí?! Pensó pasando su peso de una pierna a otra, cansada ya de usar aquellas botas de gamuza negra. ¡Era una total tontería! Ni siquiera tenia edad para conducir y estaba en una situación como esa... Su mejor amiga le había creado una cuenta en una web de citas y se habían conseguido dos chicos para una cita a ciegas. Sin embargo Louise no aparecía y temía que tampoco los chicos de la web...
Comenzó a caminar hacía la parada de autobús, ya eran 40 minutos de retraso y era obvio que nadie más vendría... hasta que escucho esa voz varonil y grave en su espalda:
- ¿Lenore de Lane?
El cabello de su nuca se erizo y sus piernas se tambalearon un poco al detenerse de golpe. Poco a poco volteo y se encontró con un hombre alto (alrededor de 1.80), complexión fornida y rostro de maleante; su cabello era pelirrojo como el de ella y caía rebeldemente en su rostro, cubriéndole un lado de la cara.
No pudo evitar sonreír apenas, era un hombre adulto, sin duda... y su ropa, de jeans rotos y camisa abierta hasta el abdomen solo aclaraban el punto de que algo estaba mal ahí.
- No pareces bailarina exótica...
Y no basto más para que Lenore le diera cara (o algo así, ya que apenas le llegaba al pecho) y se pusiera roja de verguenza, ira y muchas otras emociones "tragame tierra"
- ¡No, no soy bailarina! ¡¿Tu eres el chico de la web?! ¡Mejor decirte que no es plan mío sino de mi amiga quien por cierto no vino! ¡Disculpa si te han hecho perder el tiempo! - ¿Louise había puesto que era bailarina?...
Se dio la media vuelta y aferrandose a la correa de su bolsa comenzó a andar rápidamente, hechando chispas de un lado a otro. De pronto una mano firme pero suave la tomo de la cabeza, como si fuera un simple llaverito que se dejaba de mover con solo tocarlo.
- ¡Eh! Pelirroja mala suerte... ¿A dónde quieres ir?
Ella lo miro de reojo y aún seria desvió la mirada rápidamente, con su cabello largo, ahora despeinado, callendole sobre los ojos:
- ¿Las maquinitas?
Quién imaginaria lo que pasaria después. Dos almas totalmente distintas que se necesitan mutuamente...
¡¿Qué hago aquí?! Pensó pasando su peso de una pierna a otra, cansada ya de usar aquellas botas de gamuza negra. ¡Era una total tontería! Ni siquiera tenia edad para conducir y estaba en una situación como esa... Su mejor amiga le había creado una cuenta en una web de citas y se habían conseguido dos chicos para una cita a ciegas. Sin embargo Louise no aparecía y temía que tampoco los chicos de la web...
Comenzó a caminar hacía la parada de autobús, ya eran 40 minutos de retraso y era obvio que nadie más vendría... hasta que escucho esa voz varonil y grave en su espalda:
- ¿Lenore de Lane?
El cabello de su nuca se erizo y sus piernas se tambalearon un poco al detenerse de golpe. Poco a poco volteo y se encontró con un hombre alto (alrededor de 1.80), complexión fornida y rostro de maleante; su cabello era pelirrojo como el de ella y caía rebeldemente en su rostro, cubriéndole un lado de la cara.
No pudo evitar sonreír apenas, era un hombre adulto, sin duda... y su ropa, de jeans rotos y camisa abierta hasta el abdomen solo aclaraban el punto de que algo estaba mal ahí.
- No pareces bailarina exótica...
Y no basto más para que Lenore le diera cara (o algo así, ya que apenas le llegaba al pecho) y se pusiera roja de verguenza, ira y muchas otras emociones "tragame tierra"
- ¡No, no soy bailarina! ¡¿Tu eres el chico de la web?! ¡Mejor decirte que no es plan mío sino de mi amiga quien por cierto no vino! ¡Disculpa si te han hecho perder el tiempo! - ¿Louise había puesto que era bailarina?...
Se dio la media vuelta y aferrandose a la correa de su bolsa comenzó a andar rápidamente, hechando chispas de un lado a otro. De pronto una mano firme pero suave la tomo de la cabeza, como si fuera un simple llaverito que se dejaba de mover con solo tocarlo.
- ¡Eh! Pelirroja mala suerte... ¿A dónde quieres ir?
Ella lo miro de reojo y aún seria desvió la mirada rápidamente, con su cabello largo, ahora despeinado, callendole sobre los ojos:
- ¿Las maquinitas?
Quién imaginaria lo que pasaria después. Dos almas totalmente distintas que se necesitan mutuamente...
<<CONTINUARA>>
2 comentarios:
un perversido!!!!
y que maaaaaaaaaaaaaaaaas?
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