sábado, octubre 18, 2008

La triste historia de Yun Ming

18 de Octubre

: Adaptación de la historia de una Contempla Estrellas :


Mi infancia fue dificil, lo se. No tenia un padre y mamá, para remediar esto, se caso con el primer patán que se encontro. Un padrastro golpeador y dependiente de una sirvienta como mamá, en todo caso, nunca se intereso en la pequeña que le decia "papá", para mi solo era una cartera andando y creo que, después de todo, ese era el caso.

Cuando cumpli los 14, mamá murio de cancer, dejandome literalmente sola en este mundo. Mi padrastro entonces se fijo en mí, y decidio que deberia seguir los pasos de su difunta esposa, osea, ser su siguiente sirvienta; inclso planeo la boda. Huí de casa... ni siquiera queria volver a verlo.

La vida en las calles es dificil, especialmente cuando eres un niño que no sabe nada del aterrador mundo de allá afuera. Corea del Sur solo prometian una cosa: dolor. Me refugie con un grupo de niños, me volvi adicta a una variedad de drogas y más de una vez estuve al borde de la muerte, sin embargo, el destino te juega malas pasadas e insiste en que te quedes aqui, a pesar de que no tienes sitio en el mundo.

Así, cumpli 17 y comenze a trabajar limpiando casas hasta que me quede de planta en un edificio de comercio extranjero. La paga era miserable, pero al menos me daba lo suficiente para rentar un cuarto y comer arroz, estaba en el cielo... el cielo de la pobreza. El cambio de gobierno y las nuevas reglamentaciones exigian que las calles estuvieran limpias de "esos pequeños delincuentes", muchos desaparecian de la noche a la mañana, otros eran vendidos y yo, protegí a mas de uno... lo que provoco que ellos se fijaran en mí, una menor de edad trabajando tiempo completo.

Me pusieron trabas, me dejaron en la calle una vez más y era claro que venian a por mí. Entonces toque fondo, huyendo de un lado a otro de Corea, vendiendo mi cuerpo para poder comer y consumir drogas, perseguida por un agente obsesivo de mi exótica figura. Sin embargo, me rescataron... dos años de huir y ahora estaba en tranquilidad, en un templo taoísta con una nueva familia que me dio asilo y un camino por el cual seguir.

Mis adicciones fueron curadas con dificultad, la vida ahora tenia sentido y fuí adoptada por los monjes quienes me vieron como una pequeña hija, llena de vida y excentricidad. Hicieron todo por mí y me consiguieron un trabajo como maestra de música en una escuela elemental de bajos recursos. La paga era mínima pero ya no importaba, vivia en el templo y ayudaba con la limpieza y mantenimiento del mismo, alegre de tener un objetivo al fin. Sin embargo... no todo era felicidad, exraños sueños de un horrible futuro comenzaron a llenar mis noches; oscuras profecias de muerte que nadie en el templo supo... no tenia porque preocuparlos.

Juntaron el poco dinero que pudieron y me mandaron a Tokio, Japón con un viejo amigo para que me impartiera clases de modales, tradiciones, algún oficio. Entonces conocí a Takashi Niimai, uno como yo... un joven de 27 años que seria mi "sensei". Era frío, silencioso, aburrido... se pasaba horas en la biblioteca, entrenando artes marciales, estricto seguidor de las reglas, todo lo hacia con obsesiva perfección.

El conocernos causo estragos en los dos, eramos polos opuestos obligados a permanecer un mes juntos. Más de una vez tuvimos roces e incluso termine cuesitonandome si mi forma de vida era la correcta. Poco a poco nos convertimos en amigos y aprendimos uno del otro... yo a llevar una vida más tranquila y ordenada y él a distraerse de vez en cuando, divertirse. Sin embargo, un amor comenzó a nacer de ello... nuestro amor estaba prohibido por las tradiciones, la letanía.

Fue un mes maravilloso, rompimos las reglas en silencio y disfrutamos de la adrenalina del simple hecho. Sin embargo sucedio... las pesadillas se hicieron realidad y el cruel destino me alcanzo. Estaba lista, resignada a morir, habia conocido el amor, la piedad, el cariño, la compasión, había perdonado al mundo y sonreia a la muerte.

Pero él... él dio su vida por mí, tomo mi lugar en la triste profecía y murio con una calida sonrisa en su rostro, diciendome "Vive... te regalo mi vida, te amo Yun..." Y aqui estoy ahora... acurrucada en la tina, de regreso en Corea, llorando lagrimas de desesperación ¿Por qué el destino insiste en tenerme en este cruel mundo? Necesito de él y de su hermosa sonrisa. Odio la vida, odio MI vida que él no debio darme... Intento cortarme las venas cada noche pero las heridas se cierran en una grotesca burla.

...¿Un mensaje de texo en mi celular?

1 comentario:

Unknown dijo...

Y luego queeeeeeeeeeeeee pasaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa


si, deseo saber...