29 de Septiembre
Weno... la exposición no estuvo tan tirada a la desgracia jajaja... al menos la maestra no nos dijo nada (ya veremos al final cuando salga la calificación)
Y como lo prometido es deuda, fragmento de uno de mis vampiros:
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Le Chapelle... hermosa galería de alcurnia, frecuentada por los pudientes y los que necesitan estar dentro de algún grupo para sentirse importantes. ¡Si! ¡Vayamos a ver los horribles garabatos de algún loco! Y de seguro, ese loco era un vanidoso Toreador.
Bueno... eso pensaría cualquier vampiro -que no fuera otro Toreador- al llegar a las imponentes puertas de la galería. Pero él no, él pensaba en las hermosas mujeres y la diversión loca del interior. ¿Para qué preocuparse de los estúpidos vampiros que estarían adentro? Todos estirados y con las narices arrugadas... ¡A la chingada con ellos!
Y él era apuesto, sí señor, muy apuesto. Su cabello castaño claro caía "despeinado" (en realidad pasaba horas peinandolo de una manera rebelde) sobre su rostro, con un alaciado y largo perfecto. Llevaba unos jeans negros rotos con algunos parches pegados por aquí y por allá; una chamarra de cuero del mismo color con la suastica pegada en un brazo y el símbolo de la anarquía de cabeza del otro. Su playera color gris estaba igual de rota, mostrando en algunas partes un abdomen delgado pero bien marcado.
Pero ni la ropa, ni su delgadez "bien formada" era lo que lo hacía tan llamativo. Era su piel clara y sus ojos azul cielo los que derretían a las mujeres (o eso pensaba él). Tenia rasgos entre orientales / europeos... ¿Pero eso que importa? El que nace sexy, sexy se queda. Algo curioso de toda su rebelde vestimenta es que a simple vista era ropa costosa, incluso traía accesorios que no cualquiera puede costearse. Una persona mala con buenos gustos y dinero para darse la buena vida... ¡Puff! ¡Era perfecto!
Llego en una hermosa moto Honda CBR, haciendo escándalo con el motor, llamando la atención de todos y de un Valet Parking especialmente joven que miraba con admiración tan precioso vehículo. Se bajo quitándose el casco que entrego bruscamente al chico, pegandole en el estomago al dárselo.
- Muy bien, dejemos las cosas en claro... si algo le pasa a mi bebé, no solo te preocuparas por tu trabajo, sino por tu estúpida vida ¿comprendes? ¡Que bueno que si!
Soltó el casco y se acomodó el cabello con una mano enguantada en cuero mientras el chico corría a llevar la moto a un sitio seguro. Camino hacia las escaleras principales quitándose los guantes y poniéndoselos en la bolsa de la chaqueta. Miró al gorila de la entrada con esos brillantes ojos y sonrió de lado, esperando que dijese algo...