-Has mencionado que le enseñaste algo. ¿Qué era? -Podrían haber sido lecciones de música, a juzgar por el aspecto benévolo y apacible del anciano.
-El arte del puñal, señora. ¡Ah!, no ha existido nunca alguien tan hábil con la daga como Hugh la Mano. Yo era bueno, pero él me superó. Una vez apuñaló a un hombre que estaba sentado a su lado en una taberna. Hizo un trabajo tan excelente que el hombre no llegó a soltar el menor grito, no hizo el menor movimiento. Nadie se dio cuenta de que estaba muerto hasta la mañana siguiente, cuando lo encontraron allí sentado todavía, tieso como un palo. El truco está en conocer el sitio preciso y deslizar la hoja entre las costillas para rajarle el corazón antes de que la víctima sepa qué ha sucedido.
>>Hemos llegado, señora. Una estancia cómoda y limpia, con un fuego bien provisto y una cama, por si deseas acostarte. ¿Qué te apetece con la comida, vino blanco o tinto?"
- Fragmento del Ciclo de la Puerta de la Muerte, tomo V, la Mano del Caos