24 de Enero -09
El suelo era frío... precisamente ahora no recuerdo nunca haberme acostado en el suelo, con la mejilla pegada al asfalto o al linóleo. Uno pensaría que son tibios y lamento nunca haberlo hecho en el pasado... bueno, ahora era demasiado tarde y atribuí el frío que yacía bajo mi mejilla a algo sobrenatural.
¿Sobrenatural? ¡Ja! Antes me hubiera reído de mi misma de algo tan estúpido. ¡No existen los fantasmas, los hombres lobo, los vampiros ni las momias! ¿Quién sería tan infantil de creer cosas tan burdas? ¿Quién sería tan libre de pararse a pensar por qué tememos a la noche? ¿Por qué los sonidos que provienen de la oscuridad nos ponen los nervios de punta?
Lamentablemente yo tuve que enterarme... tuve que estar en el sitio equivocado a la hora equivocada. Era la primera vez que iba a un rave; en realidad era la primera vez que salia de mi casa por la noche, siempre una niña de casa, una pequeña paloma en una jaula de oro... y lamento no haber hecho caso de mis padres y quedarme a estudiar algebra.
Abrí lentamente los ojos y descubri su figura esbelta frente a mi, de pie. ¿Algo como "él" podia usar zapatos tan lujosos? Había estado moviendose a una velocidad impresionante y no tenia ni una mota de polvo. Ese traje negro hecho a la medida le venia muy bien... y si no estuviera intentando matarme pensaria que es un hombre exquisitamente elegante, guapo sin duda.
Se inclino ante mi y me tomo de los cabellos, levantamdome a su altura sin ningún otro apoyo. Era doloroso, sí; pero me dolian mas las costillas y otras partes del cuerpo, después de que me golpeara y lanzara al suelo. Su tez era palida y sus ojos verdes esmeralda; el cabello castaño caia en ondulaciones sobre su bello rostro, sonriendo suavemente ante mi rostro de humana angustia.
Con el dorso de la mano me golpeo como si fuera una chiquilla que acababa de hacer travesuras. Sin embargo, su fuerza sobrenatural hizo que callera muchos metros allá, rodando por el suelo como vil muñeca de trapo. ¿Qué era él?... Solo sabia que le llamaban "Sombra" y era el lider de una banda en la ciudad...
Escuche como Roberto gritaba y corria hacia el hombre. ¿Estaba loco? ¿En realidad pensaba hacerle algo?... Poco a poco fui perdiendo la conciencia, hundiendome en las voces que susurraban a mi oido. Voces que se presentaron como Los Heraldos.
¿Sobrenatural? ¡Ja! Antes me hubiera reído de mi misma de algo tan estúpido. ¡No existen los fantasmas, los hombres lobo, los vampiros ni las momias! ¿Quién sería tan infantil de creer cosas tan burdas? ¿Quién sería tan libre de pararse a pensar por qué tememos a la noche? ¿Por qué los sonidos que provienen de la oscuridad nos ponen los nervios de punta?
Lamentablemente yo tuve que enterarme... tuve que estar en el sitio equivocado a la hora equivocada. Era la primera vez que iba a un rave; en realidad era la primera vez que salia de mi casa por la noche, siempre una niña de casa, una pequeña paloma en una jaula de oro... y lamento no haber hecho caso de mis padres y quedarme a estudiar algebra.
Abrí lentamente los ojos y descubri su figura esbelta frente a mi, de pie. ¿Algo como "él" podia usar zapatos tan lujosos? Había estado moviendose a una velocidad impresionante y no tenia ni una mota de polvo. Ese traje negro hecho a la medida le venia muy bien... y si no estuviera intentando matarme pensaria que es un hombre exquisitamente elegante, guapo sin duda.
Se inclino ante mi y me tomo de los cabellos, levantamdome a su altura sin ningún otro apoyo. Era doloroso, sí; pero me dolian mas las costillas y otras partes del cuerpo, después de que me golpeara y lanzara al suelo. Su tez era palida y sus ojos verdes esmeralda; el cabello castaño caia en ondulaciones sobre su bello rostro, sonriendo suavemente ante mi rostro de humana angustia.
Con el dorso de la mano me golpeo como si fuera una chiquilla que acababa de hacer travesuras. Sin embargo, su fuerza sobrenatural hizo que callera muchos metros allá, rodando por el suelo como vil muñeca de trapo. ¿Qué era él?... Solo sabia que le llamaban "Sombra" y era el lider de una banda en la ciudad...
Escuche como Roberto gritaba y corria hacia el hombre. ¿Estaba loco? ¿En realidad pensaba hacerle algo?... Poco a poco fui perdiendo la conciencia, hundiendome en las voces que susurraban a mi oido. Voces que se presentaron como Los Heraldos.